Tuesday, March 4, 2014

cómo decirte que te quiero - cap 1


Todo comienza hace ya tres años atrás. Yo me encontraba dentro de mi pequeño
camerino. Acababa de terminar una presentación musical y me sentía satisfecha y a la
vez agotada. Me miraba en el espejo mientras retiraba parte del maquillaje que tenía mi
rostro cuando escuché como comenzaba el espectáculo principal de esa noche. Yo había
abierto el concierto de una banda chilena que se iba a presentar por primera vez en mi
país, Ecuador. Me sentía muy orgullosa de haber sido la seleccionada para eso porque
me demostraba que estaba haciendo las cosas bien. De pronto, escuché que tocaban a la
puerta de mi camerino.
Paulina: –Gaby cielo, puedo pasar. Hay unas personas que quieren hablar contigo un
momento.
Me puse de pie y me dirigí a la puerta. Al abrirla, mi madre se encontraba de pie
junto a un hombre alto y robusto de cabello un poco largo y una chica como de mi edad y
que llevaba gafas. Los dos me observaban con una sonrisa.
Paulina: –Él es el señor Pablo Vega y ella es la señorita Daniela Suárez.
Vega: –Mucho gusto Gabriela.
Sonreí por respeto pero no entendía que querían esas dos personas desconocidas
conmigo. Me hice a un lado para que los tres pudieran entrar pero mi madre no lo hizo.
Me sonrió y se marcho cerrando la puerta detrás de ella. Con un poco de nerviosismo me
giré y encontré a los dos extraños observándome.
Gaby: –Tomen asiento, por favor.
El hombre y la chica se sentaron en unas sillas que habían dentro de la habitación
y yo me dirigí a la silla que se encontraba frente al espejo. Al tomar asiento los observe
fijamente por unos segundos tratando de analizarlos y preguntándome que querían.
Gaby: –¿En qué puedo ayudarlos?
Vega: –Bien, primero voy a presentarnos como se debe. Mi nombre es Pablo Vega y soy
el manager del grupo chileno Kudai. –sonrió, supongo se debió a mi cara de sorpresa– y
ella es Daniela Suárez y es mi asistente.
Daniela: –Estamos aquí porque queríamos hablar contigo un asunto un tanto importante.
Gaby: –Disculpen si suena descortés, pero mi manager es mi mamá y debería ser con
ella con la…
Vega: –Ya lo hicimos Gabriela. Ella nos ha escuchado ya, pero dice que la decisión final
es tuya. Es por eso que estamos aquí.
Yo no entendía ni un pepino que querían conmigo. La verdad era extraña la visita.
Yo tenía a mi mamá como manager. Tenía un grupo de amigos que me ayudaban en mis
presentaciones. No necesitaba nada de lo que ellos me pudieran ofrecer… o eso creía yo.
Daniela: –¿Has escuchado al grupo Kudai?
Gaby: –Sí, un par de canciones.
Daniela: –¿Y qué te parecen?
Gaby: –Bueno, suenan muy bien. Me parece que son una buena banda.
Vega: –Supongo que sabes que una de las integrantes se acaba de marchar.
Eso me tomaba por sorpresa. Kudai era una buena banda pero no era mi banda
favorita. La noticia de que una de las integrantes se había marchado me parecía
irrelevante en nuestra pequeña conversación hasta que algo dentro de mí comenzaba a
despertarse.
Gaby: –No lo sabía. Ni siquiera lo había escuchado.
Daniela: –Sí, hace dos días que se marchó. Ocupa un tiempo, solamente pero…
Gaby: –¿Y cuál fue la que se marchó?
Vega: –¿No viste a los chicos ahora en los pasillos?
Gaby: –Eh… no en realidad –la verdad era que no había tenido la más remota
oportunidad de conocerlos, ya que parecía que estuvieran en el más completo
hermetismo.
Vega: –Fue Nicole Natalino. –Mi rostro mostró la misma expresión de no entender.
Daniela: –La muchacha rubia.
Gaby: –Ah… ella, y ¿por qué?
Vega: –Aduce problemas personales, solamente.
El tono que utilizó Vega al hablar en esa ocasión me había parecido un poco fuerte
por lo que preferí no preguntar más con respecto a ese tema.
Daniela: –En este momento los chicos están dando el concierto sin ella. Bárbara ha tenido
que cantar todas las partes que le tocaban a Nicole.
Gaby: –Pobre, pero ¿qué tiene eso que ver conmigo?
Vega: –El grupo comienza una pequeña gira a través de la república mexicana la otra
semana. –eso no contestaba mi pregunta, pero cuando trate de hablar, él continuó
impasible– y queremos encontrar un remplazo para Nicole. Queremos una joven que se
adapte al grupo rápidamente pero que tenga aptitudes.
Mi cara de seguro tenía una expresión extraña porque los dos me observaban con
un poco de miedo. Sin llegar a decir nada asentí lentamente y esperé a que Pablo Vega
continuara hablando.
Vega: –Acabamos de ver tú presentación y nos pareció muy buena. Tienes mucha
energía sobre el escenario y cantas muy bien. Además se ve que eres una chava muy
alegre.
Gaby: –Disculpen pero no les entiendo.
Vega: –Lo que quiero decirte Gabriela es si estarías interesada en pertenecer a Kudai.
Daniela: –Nos gustaría mucho poder contar contigo y que nos acompañaras a México con
el resto del grupo para esa gira.
Yo no sabía que responder. Estaba entre emocionada y asustada. Pertenecer a
una banda. Nuevamente cantar junto a otras personas. Y no solo eso. Pertenecer a una
banda que ya se estaba formando un nombre en la industria musical. Me parecía
imposible e increíble. Ninguno de los dos dejaba de observarme pero yo no encontraba
las palabras para expresarme. Había mucha confusión en mi cabeza.
Gaby: –Eh… yo…
Daniela: –Ya lo hablamos con tú madre y a ella le pareció una buena idea. Lo que si nos
dijo era que la decisión era tuya porque acababas de lanzar tú disco como solista y…
Gaby: –¿Y si la otra chica decide volver? –la pregunta la solté de golpe, pero era lo único
que me había pasado por la cabeza en el último minuto.
Vega: –Mira Gabriela. Voy a ser sincero contigo. No estamos muy seguros de que vuelva.
La verdad, es demasiado improbable. Es por eso que te hacemos esta solicitud.
Daniela: –Kudai siempre ha sido desde el principio un cuarteto de voces. Dos hombres y
dos mujeres. Queremos que se mantenga así.
Vega: –No tienes que responder ahora. Pero si me gustaría que lo pensaras bien. Es una
gran oportunidad para ti y serías una gran ayuda para nosotros.
No podía responder. Estaba demasiado consternada con la noticia. Mi corazón me
decía que si a la oferta pero mi cabeza me pedía un poco más de razón. De pronto se
abrió la puerta del camerino e ingresó mi madre.
Paulina: –¿Y bien? ¿Ya Gaby lo sabe?
Pablo Vega y Daniela se pusieron de pie para marcharse. La chica comenzó a
sacar algo de un pequeño bolso que llevaba en sus brazos. Mi madre los miraba acercase
a ella y yo no me podía ni mover de mi silla.
Vega: –Ya le hicimos la oferta. Vamos a darle tiempo a que piense. Se que es una
decisión difícil.
Daniela: –Tome, para que nos informe que decisión tomaron –le pasó a mi madre una
tarjeta pequeña.
Vega: –Bueno Gabriela, fue un placer.
Daniela: –Nos vemos.
Las dos personas iban a abandonar la habitación cuando mi cerebro pareció
recobrar sus funciones e instintivamente conteste lo que mi corazón me pedía, y créanlo,
no me arrepiento.
Gaby: –¡Sí!, si quiero pertenecer al grupo.

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