Saturday, March 8, 2014

Cómo decirte que te quiero - cap 7


Llegamos a la estación de radio y entramos a la entrevista. Fue algo muy rápido
pero el detalle de que ya los chicos me dirigían la palabra hizo que fuera más ameno. Al
terminar nos dirigimos a una firma de autógrafos que teníamos en una tienda en un centro
comercial. Mientras viajábamos en la camioneta hacia ese lugar, Vega nos iba dando
algunas instrucciones en un tono de voz un tanto alto.
Vega: –Es importante que durante la firma traten de contestar poco las preguntas que les
hagan los fans.
Tomás: –Pero eso no es lo correcto.
Vega: –Mira Tomás, haces lo que te estoy diciendo y punto.
Alexa: –Tío, ¿Gaby va a estar en la firma?
Vega: –Claro que no, solo estarán estos tres –los señalo– porque son los oficiales.
Gabriela nos ha ayudado muy amablemente pero todavía no es conocida ni parte del
grupo oficialmente.
Daniela: –La idea es que si les preguntan por Nicole, digan que ella está enferma o
alguna excusa así.
Pablo: –Puta, ya se nos acabaron las buenas ideas para inventar excusas.
Vega: –Holman no comiences con tus cambios de humor.
Pablo: –Yo no soy el que anda de un carácter de perros.
Gaby: –Pablo…
Pablo me miró, sonrió un poco y se giró hacia la ventana. Vega lo miraba muy
molesto pero no decía nada. Bárbara y Tomás se quedaron en silencio y esperando.
Alexa: –Ya casi llegamos. La seguridad del centro comercial nos esta esperando. Acaban
de decirnos que hay bastantes fanáticos.
Barbi: –Siempre me da miedo esto.
Vega: –Tranquila Bárbara, será solo un par de horas.
Gaby: –¿Donde me quedaré yo?
Daniela: –Junto a nosotras, siempre estamos cerca de ellos en las firmas.
Bajamos de la camioneta y como había dicho Alexa, había una cantidad
considerable de fans. Mientras avanzábamos entre el cordón de seguridad yo sonreía de
ver el éxito que tenía Kudai entre los jóvenes y me preguntaba si yo llegaría a ser parte de
ese éxito.
La firma de autógrafos paso tranquila y los fans respetaron todas las reglas y
medidas que se habían puesto. Los chicos al finalizar las casi tres horas (Vega había
dicho que eran dos) estaban agotados de tanto firmar. Yo los observaba un poco alejada y
voy a ser sincera con un poco de envidia. Nos reunimos en la camioneta y nos
marchamos al hotel. Llegamos pasado el medio día por lo que nos dirigimos
inmediatamente al restaurante para almorzar. Yo como adoro la comida me serví
bastantes cosas, eso sí saludables. Era la primera vez que iba a almorzar con ellos y se
notaba por la cara que pusieron al ver mi plato.
Pablo: –Deja algo para el resto de huéspedes.
Gaby: –¿Qué? Todavía estoy creciendo, tengo que alimentarme bien.
Todos rieron y se terminaron de servir sus almuerzos. Comimos en silencio y luego
Vega se marchó a hacer unas llamadas. Alexa lo acompaño por lo que en la mesa
quedábamos solo Daniela, Bárbara, Pablo, Tomás y yo.
Tomás: –Bueno, tarde libre.
Pablo: –Dani, crees que Tomás y yo podamos salir un rato ahora más tarde.
Barbi: –¿Adonde piensan ir Pablito?
Pablo: –Necesito comprar unas cuerdas para la guitarra y este güevon dice que quiere
comprar souvenirs.
Tomás: –No sabemos cuando vamos a volver a este país. Quiero llevarle algo a la Cata y
a mi mamá.
Barbi: –Hay que lindo, yo también quiero ir, para comprarle algo a mi negrita.
Daniela: –No creo que Vega los deje. Todavía está molesto por la salida de ayer.
Gaby: –¿Entonces si esta enojado por eso?
Daniela: –Por eso y otro asunto.
Pablo: –¿Cuál?
Daniela: –No puedo decírselos, por lo menos ahora.
Tomás: –Tenías razón güevon. Involucra algo del grupo.
Barbi: –Que mal. Bueno igual, yo pensaba hacer algo ahora en la tarde. –Me miró a los
ojos mientras yo me llevaba el tenedor a la boca– Podrías acompañarme Gaby.
Gaby: –Eh… claro. –y regresé mi mirada a mi comida.
Daniela: –Que dicha que ya se hablan. Ayer a estás horas pensaba que Gaby se iba a
regresar a Ecuador.
Tomás: –La tratamos muy mal, lo sabemos Dani.
Barbi: –Sí Pablito no nos habla como lo hizo ayer no hubiéramos entendido.
Daniela: –¿Entender qué?
Barbi: –Que Gaby no tenía la culpa de nada.
Levanté mi mirada y observé a Pablo que estaba sentado frente a mí. Él seguía
comiendo como si no fuera con él la cosa. Sonreí y seguí almorzando pero por dentro
sentía tanto agradecimiento hacia él.
Daniela: –Bueno, para que se vayan enterando. Mañana tienen presentación, y al día
siguiente, entrevista y obvio, presentación en ese programa. Luego volvemos a Chile.
Gaby: –¿Yo también?
Daniela: –Todavía no sé Gaby. Vega tiene que definir algunas cosas.
Pablo: –¿Espero que puedas acompañarnos?
Tomás: –Sí, ojalá puedas.
Gaby: –Gracias.
Terminamos el almuerzo y nos marchamos cada quién a su habitación. Me dispuse a
descansar un poco cuando Bárbara entró cargando una radio.
Barbi: –Gaby, acompáñame por faʼ
Gaby: –¿A donde?
Barbi: –Vamos, ya te lo explico.
Gaby: –Ok.
Salí de la habitación detrás de Bárbara que me llevó por varios pasillos del hotel
hasta una pequeña sala. Estaba vacía y todas las mesas y sillas que pertenecían a ella
estaban arrinconadas en una esquina. Bárbara entró y colocó la radio en una mesa y la
conectó a la corriente eléctrica.
Barbi: –Quédate aquí un momento, no te vayas.
Salió corriendo del pequeño cuarto y desapareció por el pasillo. Me senté en una
silla que acerqué a la mesa con la radio y la encendí. Me puse a escuchar algo de música
cuando Alexa asomó por la puerta.
Alexa: –Gaby, ¿y Barbi?
Gaby: –Dijo que ya volvía.
Alexa: –Ok. ¿Qué haces?
Gaby: –Nada. Escucho música.
Alexa iba a ingresar cuando Bárbara llegó junto a ella. Venía respirando con
dificultad, señal de que había corrido y traía algo en las manos. Las miré fijamente
mientras apagaba la radio.
Alexa: –Con que aquí estas flaca. ¿Está bien este lugar?
Barbi: –Sí, está perfecto. Gracias Ale.
Alexa: –Me lo prestaron por un par de horas, aprovéchalo bien.
Barbi: –Ok. –tomó aire como si se estuviera ahogando.
Alexa: –Nos vemos Gaby.
Gaby: –Chao Ale.
Alexa se marchó y dejó a Bárbara en la puerta. Se llevó una mano al costado y
entró a la habitación. Cerró con llave y me miró sonriendo. Comenzó a acercarse mientras
abría una de las cajas que traía en las manos. Eran los discos que me había prestado.
Barbi: –¿Puedo saber que le pasó a esté? –levantó el disco de Vuelo con una gran
rajadura en la tapa.
Gaby: –Lo siento, se me cayo el día que me lo diste. Te compraré otro, no te preocupes.
Barbi: –No es por eso, di un por si son tuyos.
Gaby: –¿Míos?
Barbi: –Sí, Vega me los dio para ti.
Colocó el disco de vuelo en la radio. Me miró a los ojos y dejó las cajas en la mesa.
Barbi: –¿Lista?
Gaby: –¿Lista para?
Barbi: –¿Cómo que para? Para que practiques los pasos de las coreografías de las
canciones.
Gaby: –¿Qué? ¿Ahorita?
Barbi: –No mañana si quieres. Claro que ahora. Se supone que yo debía haberte ayudado
desde hace dos días y no lo he hecho.
Gaby: –Eh…
Barbi: –Y tú no me echaste al agua cuando Vega te pregunto. Mentiste por mi –la miré
sorprendida– sí, yo lo sé. Daniela me lo contó todo. Gracias por defenderme.
Gaby: –No fue nada. Creo que hubieras hecho lo mismo por mí.
Barbi: –Mmmm…
Gaby: –Que mala.
Comenzamos a reír como locas. Se sentía tan bien estar con Bárbara y disfrutar
con ella de todas nuestras ocurrencias. Luego comenzamos a ensayar las coreografías.
Yo no soy muy bruta para memorizar pero Bárbara explicaba bastante rápido y como eran
varias pues me enredaba un poco. Ya se imaginaran, Escapar, Sin Despertar, Vuelo. Todo
un grupo de pasos que me parecían muy fáciles pero que también eran fáciles de
enredar. Yo tarareaba las canciones mientras realizaba los pasos y notaba como Bárbara
me observaba. Estuvimos así durante aproximadamente hora y media cuando decidimos
parar un poco y nos sentamos en el suelo.
Barbi: –Ay, ya me cansé.
Gaby: –Que difícil.
Barbi: –No son complicados Gaby.
Gaby: –Lo sé, pero son demasiados pasos. Llevamos practicando todas las canciones del
primer disco y ni siquiera hemos comenzado el segundo.
Barbi: –Porque el segundo no tiene coreografías estrictas.
Gaby: –¿Ah no? ¿Por qué?
Barbi: –Por lo de Nico. Comenzamos los problemas con ella después de grabar ese disco.
Gaby: –Todavía no sé muy bien que pasó.
Barbi: –No tienes que saber mucho. Hubo una discusión entre Vega y los padres de
Nicole, luego entre ella y Vega. Se marchó pidiendo un tiempo y aquí estas tú.
Gaby: –¿La extrañas?
Barbi: –Un poco. La verdad es que la extraño bastante. Son casi ocho años con ella.
Noté como Bárbara comenzaba a ponerse triste. Me iba a acercar a ella cuando
tocaron a la puerta de la habitación. Bárbara se pasó una mano por los ojos y se puso de
pie para abrir.
Tomás: –Te dije que aquí estaban güevon. –lo decía mirando hacia el final del pasillo.
Barbi: –¿Qué hacen aquí?
Tomás: –Vega no nos dio permiso, entonces las andábamos buscando. Hemos recorrido
casi todo el hotel.
Tomás entró a la habitación y detrás de él Pablo. Sonrió al ver la radio y los discos
en la mesa. Los tres se sentaron en el suelo al lado mío.
Pablo: –¿Practicando Gaby?
Gaby: –Barbi me estaba mostrando las coreografías.
Tomás–Buena esa flaca. ¿Y qué? ¿Ya te las sabes?
Gaby: –Creo que sí.
Pablo: –Perfecto. ¿Porqué no ensayamos un poco?
Barbi: –¿Estás seguro Pablito?
Tomás: –Yo creo que Pablo tiene razón. Tenemos una presentación mañana. Deberíamos
ensayar con la Gaby por lo menos ahora.
Pablo: –La podemos ayudar y corregir los errores.
Gaby: –Gracias chicos, de verdad.
Nos pusimos de pie y Pablo se dirigió a la radio y puso la primera canción que
siempre usaban para un show. Bárbara y Tomás me daban instrucciones. Así estuvimos
un gran rato ensayando. Pablo cantaba las canciones como si estuviera dando un show y
eso nos daba risa a todos pero a los pocos minutos ya lo estábamos imitando. Era la
primera vez que yo misma me escuchaba cantando las canciones. Los chicos me
corrigieron en algunas de ellas, ya fuera por la letra o porque entraba tarde.
Cuando repasábamos una de las canciones de sobrevive, escuchamos que se
abría la puerta de la habitación. Vega, Daniela y Alexa nos miraban de pie desde el
umbral.
Vega: –Al fin cumplen con sus responsabilidades pero se tienen un escándalo.
Alexa: –O hacen menos ruido o nos sacan del hotel.
Entraron a la habitación y tomaron unas sillas. Se sentaron frente a nosotros.
Vega: –Continúen.
Daniela: –Eso sí, un poco más baja la música. En la recepción del hotel ya nos llamaron la
atención.
Alexa: –Y dicen que le dejen de majar la cola al gato que maúlla muy feo.
Tomás: –Oíste güevon, ahí te hablan.
Bárbara y yo nos comenzamos a reír. Pablo no se molestó con el comentario pero
tampoco le hizo mucha gracia. Continuamos ensayando un poco más pero ahora si me
daba un poco de vergüenza, no se porque. Luego de una media hora ya nos sentíamos
agotados y Tomás se rindió y se tiró al suelo.
Tomás: –Me rindo. No doy más.
Bárbara se dejó caer al suelo de rodillas y yo la imité. Alexa y Daniela se rieron y
volvieron a mirar a Vega. Pablo se sentó en el suelo junto a mi.
Vega: –Es suficiente. Por lo menos ya se pusieron a pensar en lo que de verdad era
importante.
Pablo: –¿A que te refieres?
Vega: –Por lo menos ahora ensayan e involucran a Gaby en el mismo y no se pasan el
día refunfuñando ni lamentándose por Nicole.
Tomás: –No meta a la Nico en esto Vega.
Daniela: –Pueden descansar. Mañana igual deben levantarse temprano para que puedan
desayunar como se debe –al decir esto nos miró fijamente– y después puedan prepararse
para el show.
Vega: –Buenas noches chicos, que descansen.

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